Si eres un fanático de este deporte, quizás ya debas saber que a lo largo de una temporada tenística los deportistas juegan sobre diferentes tipos de superficies. Estas a su vez, influyen de forma específica en los estilos de juego de cada uno, y esto es lo que convierte al conocido deporte blanco en una actividad en la cual sus protagonistas deben demostrar una gran capacidad de adaptación a la cancha de tenis profesional y el juego en sí.
Y es que es un hecho que los jugadores deben tener en cuenta diversas variables. Por ejemplo, el rival, las condiciones climáticas, el estado de las pelotas y el de las raquetas. Pero, además, la condición sicológica y el entorno, sin embargo, uno de los factores clave es la cancha misma.
Características de una cancha de tenis profesional
Aun teniendo en cuenta que la ITF cuenta con un reglamento claro sobre las medidas y formatos que debe tener una cancha de tenis y que deben ser cumplidas en todos los torneos profesionales. Cada una posee sus propias características que hacen que los tenistas sean especialistas en determinadas superficies.
Básicamente, una cancha de tenis profesional debe poseer un largo de 23,77 metros y un ancho para singles de 8,23 metros. Pero en el caso de los dobles, debe ampliarse hasta 1,37 metros.
En cuanto a las superficies, cabe destacar que existen las tradicionales, las de arcilla y de asfalto. Y cada una de ellas aporta una velocidad de juego distinta. Por ejemplo, la arcilla o polvo de ladrillo hace que el juego sea lento, pero las de césped simplemente hacen que el juego se torne más rápido, pues el bote de la pelota es más bajo. Finalmente, las de asfalto y recubrimiento sintético son canchas rápidas y la pelota tiene un bote medio.